Cuando la necesidad apretaba en el Formentera anterior al turismo, no quedaba otra que afinar la inteligencia para poder subsistir y llevarse algo de comida a la boca. Una de las maneras que encontraron los formenterenses más rurales fue la de aprovechar la carne de unos animales que hoy en día nos resultan muy simpáticos y que incluso suelen tenerse como animal de compañía: los erizos.
Estos mamíferos con púas son típicos de las Islas Baleares y, durante mucho tiempo, formaron parte de la dieta de sus habitantes. Lo habitual era salir a buscar erizos durante las noches de luna llena. Dado que los erizos son de caza nocturna, estos días eran perfectos al aprovechar la luz de nuestro satélite para localizarlos.
Una vez atrapados, a los erizos se les daba muerte y se les retiraba la piel antes de hervirlos largamente. Una vez la carne se ablandaba, solía freírse junto con los clásicos acompañantes del sofrit pagès como la patata, el pimiento, el tomate y la cebolla. Un plato que, según recuerdan los más mayores, tenía un sabor parecido al del cerdo.
No es raro aún en la isla escuchar la frase hecha: ‘te dieron erizo por conejo’. Una derivación propia del ‘gato por liebre’ que, desde hoy, sabes a qué se debe.